Y la que quizás es la más antigua de las #PalabrasViajeras: cuando miramos a un FARO, no solo miramos a ese sitio, sino también, a través de un viaje de 2300 años, a la isla de Pharos, en la costa de Alejandría, donde se construyó el más famoso de estos aparatos.
Ahora, aunque esta ha sido la etimología más habitual, está en duda si la isla dio nombre al faro o el faro a la isla.
Por cierto, en castellano la palabra es un latinismo tardío, de 1600 (de ahí que mantenga la F- inicial).